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Casi se pudre en Punilla

Por Lea Ross para Radio Panamericana

Casi se pudre en Punilla

Por Lea Ross para Radio Panamericana

Con una docena y media de infectadxs de Covid-19 en La Falda, la incidencia de enfermxs por ésta enfermedad en el departamento Punilla alcanzó una tasa de 23,9 por cada cien mil habitantes, según los números que maneja el Estado Provincial. Es una cifra que se aproxima a la situación de la capital cordobesa, donde están acumulados la mayor cantidad de portadores del virus, al tener una tasa de 25,4.

Esto hace que Punilla se aproxime a la media provincial de incidencia, que son de 26,75. En el siguiente gráfico, se enlista a los departamentos con más problemas de infección, donde las respectivas barras grises son las tasas de incidencia, mientras que las azules son los casos en bruto. La línea amarilla representa la tasa media provincial. Como podemos ver, Punilla es el único departamento del interior que más se está aproximándose a superar esa barrera amarillenta, por detrás de los únicos que sí alcanzaron la meta como San Javier, San Alberto, Colón y Santa María.

La barrita gris punillense tranquilamente podría haber atravesado la línea amarilla, si uno de esos infectados hubiera contagiado al resto de las treinta personas que asistieron y/o colaboraron con la organización del “Covid-24”, la fiesta de cumpleaños de Rodrigo Almada, donde por suerte todos los hisopados dieron negativo. Hablamos del evento, donde el joven prometía, desde su cuenta de Instagram, que después de la medianoche “se pudre”. Por suerte, en Punilla, no se pudrió.

El padre de Rodrigo, el ahora ex secretario de desarrollo institucional de La Falda, Darío Almada, permanece imputado por el delito de violar la cuarentena, al ser de su responsabilidad de que la puerta de su casa se haya abierto y cerrado durante aquel encuentro. Una situación que seguramente lo llevará a replantear sobre la educación, la juventud y la delincuencia, que no siempre se logran reducirse a una mera profundidad twittera, como la que hizo un mes antes de organizarle la joda al pibe.

Cordobesismo

Como ya lo hemos dicho, Punilla y Calamuchita han sido los departamentos cordobeses que más respetaron la cuarentena en los meses de abril y mayo, según un relevamiento satelital que hicieron las Naciones Unidas y Grandata.

La tercera fase del cordobesismo

Naturalmente que en ese entonces, la cuarentena nacional estaba en pleno proceso de maduración. Con el tiempo, su endurecimiento se trasladó en la zona porteña y conurbana, donde la densidad demográfica es extremadamente elevada, mientras que el resto del país ha ido selectivamente flexibilizándose.

Esto no le quita responsabilidad a Almada de que casi pudre su departamento. Pero tampoco le quita merito a las medidas tomadas desde Provincia. Como ya también lo hemos señalado, el periodo peronista “cordobesista” (1999-2020) estaría conformada en tres fases, como propulsión de un modelo caudillista de alcance nacional. La primera, muy corta (1999-2001) pretendía ser una referencia en cuanto beneficios previsionales y tributarios. Luego de la peor crisis económica vivida en nuestro país, y con las imágenes represivas que se vivían en las calles, el Cordobesismo pasó a una segunda fase, mucho más larga (2001-2020), presentándose como la de mayor seguridad ciudadana, mediante el reforzamiento policial.

Ahora, en su tercera fase, pretende ser un modelo a seguir de índole sanitario. Por esa razón, mantiene firme su postura de no retroceder la “Fase 5” en toda la provincia, a pesar de contar, en éste momento, con cuatro focos de infección. Y que desde comienzos de junio, empezó un crecimiento de índole exponencial de los casos confirmados, debido al crecimiento de personas activas y la estabilidad de la cantidad de personas recuperada, como vemos en la gráfica hecha por Provincia, pero que marcamos una línea roja donde expone el acercamiento al tan mentado pico de contagios, advertido desde el Estado Nacional.

A pesar de ese crecimiento, el gobierno de Juan Schiaretti ha abierto los bares, restoranes y otros espacios de esparcimiento en las ciudades. Y que para contrarrestar esa temeraria decisión, decidió reforzar las penas contra todas aquellas personas que ni estén utilizando barbijos en la vía pública, ni que cumplan con el máximo de diez personas en un mismo lugar.

Dichas medidas permiten mantener la satisfacción de los habitantes de las grandes urbes, aunque eso más que nada incide en los estratos sociales que todavía mantienen su poder adquisitivo para realizar sus compras de índole consumista, teniendo como contracara un mayor control policial donde se trasladan a distintos refuerzos hacia los barrios, donde la mera sospecha puede ser suficiente como para allanar determinadas viviendas en la Provincia. Mientras tanto, en el Valle de Traslasierra, sus pueblerixs mantienen expectantes sobre si crecerá o no la exorbitante cifra de contagios que tienen a mano. Todo a costa de mantener llena de gente los shoppings de la capital cordobesa.

Schiaretti requiere re-moldear el “modelo Córdoba”, con más prisa que pausa, debido a que las elecciones a gobernador de 2023 será la primera en un cuarto de siglo que ni él ni José Manuel de la Sota podrán candidatearse. Lo cual necesita mantener su base electoral, frente a toda una jungla de propensas figuras que se amontonan, dispuestos a disputar la herencia.

Breve síntesis del Estado-Nación

A diferencia de Buenos Aires, debido a la hiper-flexible cuarentena cordobesista, las manifestaciones por el “Banderazo” del día 9 de julio pasado en la ciudad de Córdoba no hicieron referencia ni a la cuarentena, ni la pandemia, ni el coronavirus. Sí se hicieron repudios a las medidas nacionales por Vicentín, el aparato judicial, la muerte de Fabián Gutiérrez, etc. En medio de la numerosa concentración, un grupo de jóvenes pusieron una bandera amarilla, con la figura de un reptil, en el monumento al sindicalista Agustín Tosco, frente al Patio Olmos. Los pibes afirman que la víbora de cascabel tiene la particularidad de solo atacar cuando tocan lo que es suyo. «Nosotros seríamos esa víbora», me aclara una de esas jóvenes personas, aclarándome que son liberales. Entre los carteles que pusieron estampados en el rostro Tosco, aparece las siguientes fórmulas: “Menos Estado, Más Trabajo” y “Menos Perón, Más Alberdi”.

Las “Bases” de Juan Alberdi servirían de material para la conformación del Estado moderno argentino, como lo conocemos hoy en día, en el año 1880, impulsado y administrado por la Oligarquía, una naciente clase social surgida luego de la repartición discreta de las tierras y concretada luego de la Campaña del Desierto. Es decir, cuando se legitima el derramamiento de sangre autóctona para la conformación del estado-nación.

Derramamiento que ya contaba con cuatro siglos igual, pero instaurando una faceta liberal y borrando toda reseña revolucionaria e independentista que impulsaron, entre otres, Manuel Belgrano y José Artigas.

Cuando nuestro Estado cumpla un siglo y medio de existencia, justo en la mitad se tendrá como fecha el año 1955, donde surgió el golpe de Estado más letal por la cantidad de civiles que murieron durante los bombardeos a Plaza de Mayo. El ataque contra Juan Domingo Perón inició un lento freno al reemplazo del modelo agroexportador a la industrialización por sustitución de importaciones.

Con el modelo económico de José Martínez de Hoz en la última dictadura, dentro del panorama mundial de la búsqueda de financiarización por la crisis del petróleo, Argentina empezó deteriorar su matriz industrial y retoma a la primarización de su economía, mediante la soja transgénica. La fiebre especulativa llevó a que nuestro país ni siquiera exporta alimentos, sino forraje. Incluso mediante el empleo de los silo-bolsas, discutidas por distintos hechos vandálicos, que permite no solo abaratar los costos de acopio a los granos, sino estirando el tiempo de conservación. Lo suficiente como para liberarlos, de acuerdo a lo que dicta la cotización del dólar.

Ante ello, la patria sojera, aquella que valora el extractivismo de bienes comunes para reemplazarlas por agroquímicos industriales, y que rechaza al Estado por quitarle lo que es suyo por retenciones mediante, ha germinado esa “meritocracia” que se expande en las grandes ciudades y por las distintas clases sociales.

El Cordobesismo supo leer esa coyuntura. De ahí sus lazos con la Oligarquía y la “desperonización” de su administración, con el costo de una sociedad que prima la propiedad privada frente a la vida. Y que con un simple virus, basta para que lo haga pudrir.

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