PANORAMA

La arqueología criminal de Norma Ratto

El avance extractivista de la Autovía de Punilla destruye patrimonios culturales con apoyo de una comunidad científica corrupta y criminal.

Ph: Brigada territorial del Rio Yuspe. Córdoba del 2022, voladuras en las nacientes de un río.

La empresa Caminos de las Sierras avanza con voladuras en las nacientes del Río Yuspe, y se prepara para trasladar el mortero de altura perteneciente a la comunidad El Ancon de Cosquín. Luego de la destrucción total del yacimiento arqueológico perteneciente a esta comunidad para construir una ruta, bajo el marco del plan de manejo arqueológico a cargo de la Dra. Norma Ratto y su directora in-situ Ayelén Ibarra, junto al resto de su equipo de arqueología criminal, avanzan detrás de las máquinas destruyendo un patrimonio milenario, jamás estudiado o investigado por la ciencia, sin consulta previa ni participación activa de los verdaderos propietarios de estas ruinas. La Dra. Ratto está apurada por terminar de borrar la prueba trasladando el cuerpo del delito, que ya fue denunciado en fueros provinciales y federales, de manera apresurada violenta y criminal. Incapaces de dimensionar el valor económico, cultural y simbólico del yacimiento existente en las orillas del Río Yuspe (con calendarios solares, lunares, mapas estelares y sitios ceremoniales) el equipo arqueológico de la Dra. Ratto con aval de los funcionarios provinciales Fernando Blanco y Alfonso Uribe, escapan hacia adelante para consumar el crimen religioso, cultural y ambiental y dar vuelta la página hacia un futuro más promisorio para sus cajas de ahorro en algún lugar lejano del Río Yuspe con recursos suficientes como para comprar agua envasada.

A la comunidad El Ancon solo le queda como saldo un territorio devastado y una historia borrada y pisoteada por quienes destruyen sus bienes en nombre del saber científico.

Fernando Manguz es Nahuan de la comunidad Siquiman y al respecto del valor religioso y ceremonial del mortero de altura comenta: «La soberbia de las empresas, el gobierno y la ciencia, que por no entender el significado sagrado de los morteros ceremoniales, se animan a modificarlos, moverlos, rodearlos de destrucción y metales, sin entender que modifican las energías y funcionamiento  de ese lugar sagrado, que está ahí cumpliendo una función con el todo, en comunicación con el gran espíritu y las lluvias, con la multiplicación del verde y la vida sobre la tierra y con las energías ancestrales que descansan bajo la tierra y forman ese territorio sagrado. El mortero de altura es parte de toda un área cultural, ceremonial que ha sido impactada demostrando una vez más la ceguera de una forma de ver las cosas desconectadas totalmente de la naturaleza, y de las culturas milenarias que habitaron y aún habitan el territorio”.

Especialistas en el tema de la arqueología «no-criminal», afirman que el mortero de altura es un hallazgo único en su tipo por su ubicación y singularidad, utilizado específicamente por las civilizaciones milenarias como lugar ceremonial o de penitencia.

Sin embargo, el pasado 20 de octubre la Cámara Contencioso de 2da Nominación de Córdoba le exigió mediante cédula judicial al gobierno de Córdoba un informe detallado sobre la presunta destrucción de patrimonio arqueológico en el marco de la construcción de la autovía de Punilla, que fue denunciado por las comunidades indígenas de Córdoba, En uno de sus párrafos, la resolución dice lo siguiente: «En la medida que la ejecución del plan de avance de la obra puede determinar el hallazgo de elementos arqueológicos y paleontológicos y biodiversidad de preferente tutela jurídica, procede hacer lugar a la medida cautelar en este aspecto, con los alcances expresados en la parte resolutiva de esta decisión«.

El fallo puede leerse completo en el siguiente enlace:

https://drive.google.com/file/d/1N7pnrdo-uzPJ_44A-q5j7efkO04h1K3k/view?usp=sharing

La arqueología criminal en las manos de la Dra. Ratto y Ayelén Ibarra, empujan a una disciplina propia del conocimiento de culturas pasadas para el progreso de la humanidad, en la categoría y a la misma altura de las prácticas criminales propias del terrorismo de Estado, como pueden ser la neonatología de la ESMA de la década del 70.

La conmovedora imágen del mortero de altura refleja la existencia de una civilización desconocida.

Los intentos del gobierno por corromper el Consejo Provincial Indígena con prebendas, promesas de acuerdos jugosos y primaveras económicas, hasta el momento solo están abonando la indignación y la rabia de amplios sectores que ya están poniendo la lupa sobre el mortero de altura, en la antesala de un crimen que solo servirá para reavivar la protesta y la radicalización de los métodos de lucha. La impunidad y el poder político en manos de quienes se endilgan el poder del conocimiento de la ciencia, para facilitar el negocio de algunas empresas, es quizás lo más parecido a la locura o a la psicopatía de quienes miran a la sociedad desde las cumbres de las mesas engalanadas del poder y más profundas de la ignorancia más vil e incapaz. Científicos y académicos de semejante nivel no pueden desconocer entonces una máxima: si la profanación es política de Estado, la guerra santa su resistencia.

Juan Yacobs, periodista. Secretario General de la CTA-A Punilla.