Sábado 9 de diciembre a las 21 hs en Espacio Viarava | Yrigoyen 136 | Capilla del Monte se presenta la obra FUGA: ensayo sobre la pertenencia. Las anticipadas ya están a la venta y tienen un costo de $2000.
Reservas: 3548-611145 Anticipadas $2000
En puerta $2300
Capacidad limitada
Acerca de FUGA
Por Eugenia Marengo para CDM Noticias.
¿De dónde vengo? ¿Ese lugar de dónde pertenezco ha modificado mi corporalidad?, esas preguntas que atraviesan la esencia de la obra, fueron los primeros disparadores que surgieron cuando Julia Tarditti, Mariel Della Vella y María Palumbo, se encontraron en julio del 2022.
“Somos tres mujeres migrantes” -dice Julia, directora de la obra. Algunas con más, otras con menos años de residencia en el Valle de Punilla, pero todas vinieron desde distintas ciudades a habitar por elección estos paisajes y este territorio.
María es actriz, oriunda de Rosario, hoy vive en Valle Hermoso. Mariel es bailarina de danza contemporánea, vino desde Morón, provincia de Buenos Aires, a vivir a Casa Grande, al igual que Inés Zamudio, asistente de dirección, quien dejó la ciudad de Córdoba para instalarse ahí.
Julia hace tres años que vino de Rosario a La Cumbre. En este tránsito de la ciudad al monte, admite que se despertaron otras miradas y apreciaciones sobre el entorno natural que la rodea y que a su vez, fue modificando esa corporalidad que viene de una ciudad.
Investigar sobre aspectos que las identifican a las tres, fue la propuesta de Julia. Una invitación hacia las dos intérpretes a explorar desde lo físico corporal, llevando algunas preguntas al cuerpo específicamente. “Estas preguntas comenzaron a aparecer en los ensayos y se fueron afinando”.
Entonces -explica Julia- empezaron a investigar desde los cuerpos de las intérpretes y en ese sumergirse afloraron las configuraciones corporales que tienen una implicancia con el recorrido biográfico de cada una: “de cómo estos territorios nos fueron moldeando”.
Emerge todo lo que se hace piel en lo cotidiano. Los vínculos y los nuevos discursos son el territorio que se elige y que atraviesa lo central de esta puesta escénica. Desde una mirada amplia, entienden el territorio como aquello que, “abarca a la familia que integramos, donde nacimos, y la que después quisimos formar”.
Como esa categoría de lo heredado, asume Julia, lo que nos toca -dice- elección o fortuna y se preguntan si realmente se llegan a elegir ciertas cosas, o siempre estarán sesgadas por algo más grande: “el lugar donde terminamos viviendo y el contexto que nos rodea”.
Un lenguaje, todos los lenguajes
El teatro y la danza, dos lenguajes que se integran para ser algo más: híbrido, performático. “Lo que mejor le sienta es una obra de artes vivas”, aclara Julia y reconoce que en ese explorar hubo un lenguaje que ir construyendo desde la misma escucha entre las protagonistas, que en esta puesta en escena dejan las vestiduras de sus disciplinas para ser intérpretes. “Hay una interpretación en primera persona, con los cuerpos que cada una trae. Desde ahí fuimos a correr el límite: cómo una bailarina puede hablar y tener su presencia escénica construida desde otra mirada. Y cómo una actriz, puede despertar cierta secuencia de movimientos y acciones”. Así ambas se encuentran en un lenguaje que las trasciende que son “los cuerpos vivos en escena, desde esta primera persona”.
En Fuga se conformó un equipo interdisciplinario de artistas, en su mayoría residentes de Punilla. “Se elaboró la concepción macro de esta puesta, trabajando todos los lenguajes en sí mismos, buscando un poco la desjerarquización de estos elementos en escena”, explica Julia.
Fuga, entonces, devino -según sus creadorxs- en una obra escénica contemporánea, que integra la música, el vestuario, la escenografía y el video. “Sentimos que esta obra interpela al público un poco desde la identificación con el territorio en el que vivimos”.
Aquellos espectadores que conozcan el Valle de Punilla y hayan transitado sus días, se encontrarán con muchas referencias que podrán identificar con el cambio de estaciones y los ciclos que se van viviendo, “y cómo el cuerpo se va acomodando a estos ciclos”, agrega Julia.
En una apuesta al movimiento, la obra también está anclada en el presente, “con una mirada y una decisión política frente a lo que nos rodea en el territorio que habitamos”, dice su directora y destaca el lugar de enunciación escénico, atravesado por una perspectiva ambiental y anticolonialista.
Fuga, esa palabra que nos remite a la necesidad de huir, pero también a concretar ese escape que termina cuando se llega a algún sitio, a ese territorio que se define de tantas maneras como personas lo habiten: ¿hay algo más que un destino? Fuga, es una invitación a pensar la identidad desde el paisaje que empieza de nuevo, se hace cuerpo y habita lo que será.