Foto: UNC.
En los primeros días de julio del año pasado, en Panorama conversamos con el Curaca del Pueblo de La Toma, de la Comunidad Kamiare Kamichingon, Sergio Acevedo. Buscando la manera de poner un punto de encuentro entre los Pueblos Originarios y el monte.
La identidad ancestral de los Pueblos Originarios hoy se revitaliza más que nunca ante la avanzada sobre sus territorios. El entrevistado, hijo de don Hugo Acevedo, nos adentra en la identidad del Pueblo de La Toma, y por ende de la historia de la fundación de Córdoba, que se produjo luego de la llegada de los españoles y colonizadores a estas tierras. “Los Pueblos Originarios Comechingones estaban, estuvieron, están y estarán siempre, digamos, la memoria está fortalecida sobre todo por la memoria del monte, en Córdoba. A lo que hay que recuperar es la conciencia de esa presencia”.
Al respecto de la llegada del colonizador a estos territorios, el entrevistado comenta: “Cuando hicieron la fundación, las Comunidades estaban en ese momento, y fueron de alguna manera corridas hasta lo que era la altura de La Cañada, y ahí fundaron lo que es hoy el centro urbano de Córdoba. En esa instancia las Comunidades se mantuvieron, pero marginadas, corridas, negadas. Cuando aparece don Juárez Celman, prácticamente comienzan a ser invisibilizados. Eran como dos momentos, hay un momento donde la representación y las leyes de los reyes estaban de alguna manera reconocida, y cuando viene el ser nacional con Juárez Celman y Julio Roca, comienza a ser invisibilizada porque se necesitaba un ser nacional que uniera una igualdad ficticia. Porque era un cuestión de identidad que tiene que ver con un Pueblo Nación que necesitaba blanquear el saqueo que estaban haciendo y que lo siguen haciendo, ¿no cierto?”.
Lo que marca el Curaca es la idea y el símbolo que representa el argentino “creado” por Julio Roca y compañía. La idea de un gaucho que pisoteaba identidades que existían desde mucho antes del arribo colonizador. O la idea de una Argentina “europea”.
“El argentino, el que le dicen el clase media, prácticamente es un capataz, se crea un capataz para someter al peón, ¿no? El profesional prácticamente es un capataz, si vos te fijás, cuando estaban las encomiendas o lo que son las haciendas, hay un patrón, están el capataz y están los peones. Los peones serían la gente marginal, el que labura todos los días y se tiene que ganar el pan, ahí esta el Pueblo Originario, ahí está representado, el capataz es el que quiere ser el patrón, porque nunca logra ser el patrón, porque patrón es el patrón, y no vive el patrón acá, en la Argentina, vive afuera, son las financieras. Entonces el profesional es el capataz, pero no lo sabe, no se da cuenta, pero es manipulado por un sistema financiero capitalista, que lo somete y lo enajena, el patrón no esta acá en Argentina, está afuera” agrega Acevedo.
Continuado su relato, nuestro interlocutor comenta: “La clase baja somos los que laburamos, ponemos el lomo, y somos negados, pisoteados, y ha sido siempre, 200 años de sometimiento y negación. De alguna manera ese capataz garantiza un Estado Nación, pero para que se siga saqueando, se siguen llevando el agua, se siguen llevando el oro, se siguen llevando el litio, y bueno sigue este eterno, y va a seguir siendo así ¿no? Lo importante es hacerlo consciente, y de alguna manera la identidad de los Pueblos Originarios, de alguna manera nos ayudamos unos a otros, y fortaleciendo esa identidad, podemos hacer conscientes, por lo menos hacer consciente de lo que nos está pasando como pueblo”.
El mensaje es de alguna manera, es ponerse en vínculo con uno mismo, desde la mirada del monte, desde la mirada del cerro, recuperar ese vínculo, somos parte.
¿Cómo hacer para mantener la identidad en el crecimiento deuna megalópoliscomo lo es Córdoba? Sobre esta pregunta, Acevedo relata: “El pueblo de La Toma vendría a ser lo que hoy es Alberdi, desde La Cañada hasta La Calera, y desde el Río Suquía hasta Alta Gracia es lo que era el Pueblo de La Toma, luego se fue reduciendo, y con don Juárez Celman, desde el río hasta Ruta 20, desde La Cañada hasta lo que es en inmediaciones del Estadio Córdoba o el Kempes, queda reducido a lo que es barrio-pueblo Alberdi. Hoy lo que es el reducto más pequeño, que sería de la Arturo Orgaz hasta lo que es Zipoli, y desde lo que es el río hasta más o menos, Deán Funes, un poquito más, Duarte Quirós, lo que es barrio Alberdi y Alto Alberdi. De alguna manera lo que hizo Juárez Celman, los curacas que había en ese tiempo, los nawanes empezaron a ser ocultos, estamos hablando del 1900-1910, comienza de alguna manera a tomar una identidad oculta, a decirle que no son de los Pueblos Originarios y de alguna manera fue subsistiendo en la marginalidad la presencia y la identidad de los Comechingones, a través de las comidas, a través de la vestimenta, de los tejidos, de la medicina, de las curanderas que hasta cierto punto,las curanderas eran encarceladas, estamos hablando de 1950-1960. Las curanderas andaban y curaban, y cuando eran detectadas eran encarceladas. Estamos hablando prácticamente del siglo XX”.
La transmisión de conocimientos, los secretos del Pueblo de La Toma, han pasado de generación en generación. En referencia a esta cuestión, el entrevistado reflexiona: “Hablamos de sincretismo, o sea donde las formas y los modos, se camuflan y se guardan a través de los nuevos modos y formas de rezo y oración que va imponiendo la Iglesia, pero sigue fortalecida la memoria. Nuestra comunidad resurge a partir del 2008, allá con don Ramón Aguilar, Teresita Villafañe, don Rubén Villafañe, Pedro Villafañe, y Argentina Acevedo, ellos de alguna manera se juntan, se reconocen a través de una investigación que había hecho el Instituto de Cultura Aborigen, recuperando datos, y recuperando datos orales del barrio, y empieza a identificar que está la memoria vigente y fortalecida de los Pueblos Originarios Comechingones y nos invita a que forme la Comunidad del Pueblo de La Toma. De alguna manera ellos eligen designarse Curaca como un referente, como un comunicador, pero Curaca hace referencia a los Pueblos Andinos, para los Pueblos Originarios Comechingones es Nawan. Así que en el momento que nosotros como jóvenes nos sumábamos a ese ir andando que nos han legado los curacas anteriores, nosotros recuperamos el Nawan, y seguimos digamos con la referencia del Curaca, sin negar lo que ellos eligieron, siguiendo esa línea nosotros nos designamos Curaca-Nawan, recuperando la memoria de los Pueblos Originarios Comechingones”.
Repasando el pasado para analizar el presente y este momento histórico que se le presenta a las Comunidades Originarias, el Curaca comenta: “Don Hugo Acevedo le dio la oportunidad de crear ese tejido y fortalecer la identidad no solamente de los Pueblos Originarios de Comechingones, el de Córdoba, si no también fortalecer la lucha por el monte, y fortalecer la lucha por el agua y el territorio desde otro lugar. Y hacer más fuerte esa necesidad de recuperar ese vinculo ancestral que tiene que ver con las raíces de cada uno de nosotros”
La Casona es el lugar de la ceremonia que se realiza los días lunes y donde se junta la Comunidad. El sitio cuenta con un algarrobo que tiene más de 600 años. “Lo que más, digamos, conmueve su presencia, su ancestralidad, y va mucho más allá de lo que representa La Casona, es como que el monte está presente ahí, y es como otra parte de esa memoria que esta mucho antes digamos, y que trasciende incluso a la fundación de Córdoba” señala.
“Córdoba es un territorio de sanación y de alguna manera necesitamos recuperar ese vinculo. Este sistema capitalista, modelo de consumo, nos aleja de nosotros mismos, inclusive hasta el monte digamos es capaz de recuperarse a sí mismo sin nosotros, pero nosotros si no volvemos a nosotros mismos, ya no va a quedar digamos posibilidad, y hacer consciente eso no es fácil. Así que bueno, pero es la tarea. Así que bueno de alguna manera es eso, en algún punto de encuentro a donde podamos recuperar esa memoria de Pueblos Originarios, ahí es el lugar donde debemos estar” concluye la entrevista en Panorama, Sergio Acevedo.