El ambientalismo es mucho más que las ONGs más reconocidas, es la lucha de la organización popular
Por Emilia Urouro para El Resaltador
El Atlanticazo recorrió las costas argentinas, se metió en las ciudades alejadas del mar, porque el eco a favor del ambiente rompe las fronteras provinciales…cuando arde el sur y el norte, cuando la megaminería amenaza a los pueblos, cuando quieren hacer autovías sobre nuestro monte.
El 30 de diciembre, el ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, puso su firma en la resolución N°436 que autoriza la exploración sísmica, paso previo para la explotación petrolera sobre el mar argentino.
En otras palabras, se le aprobó a la empresa estatal noruega Equinor la declaración de impacto ambiental, en los próximos meses iniciarán la actividad exploratoria para analizar si existen recursos petroleros y gasíferos… y definir si es posible y rentable explotarlos. Esa decisión, cómo se vio en las calles, carece de licencia social.
Atenti acá: la exploración sísmica utiliza ondas de presión de aire comprimido. Esto afecta enormemente a la biodiversidad, ya que genera ruidos tan potentes como el despegue de un cohete espacial.
En un primer momento, hubo confusión y desinformación. El Gobierno no ha sido claro a la hora de explicar este avance sobre el mar argentino, no ha hecho declaraciones concretas, ni ha respondido a la demanda de la ciudadanía de saber que se está planificando sobre nuestras costas.
Ante este panorama, fueron las asambleas ambientales – sí, no solamente las organizaciones internacionales, con sede en el país, qué concentran en Buenos Aires-, las que denunciaron la falta de información, el avance sobre el mar argentino, a pesar de haberse realizado una audiencia pública dónde la inmensa mayoría rechazó el proyecto.
El silencio del Estado, en un país que sabe que cuando callan los poderosos, es porque algo traman, juega en contra de la democracia. Pero esos silencios, se rompen en la vía pública, con una fuerza motorizada por las asambleas ambientalistas locales.
Lo vimos en Chubut, cuando una sesión legislativa express aprobó la megaminería…decisión que tuvo que borrarse gracias a la movilización social, que dijo NO AL EXTRACIVISMO.
Lo vemos en Córdoba, en cada marcha que se hace contra la autovía de Punilla, que avanza a pesar del repudio popular, de las recomendaciones de ambientalistas y especialistas en el tema.
El ambientalismo es mucho más que las ONGs más reconocidas, qué en un primer momento, vale decir, difundieron información que sumó más al pánico que a la lucha. Todavía podemos revertir la situación, la explotación no ha comenzado, podemos pararla, como Chubut detuvo la megaminería. Podemos parar la autovía y el desmonte, si fortalecemos aún más la organización social.
Y acá está el poder de las asambleas, que sin el marketing apocalíptico, convocaron a miles de personas en toda la costa argentina, en las calles de Chubut, en la Córdoba deforestada. Desde sus localidades, diferentes agrupaciones luchan por un fin en común: un ambiente sano.
El ambientalismo no es solamente una organización, son las miles de organizaciones federales que luchan día a día para defender nuestros territorios.