PANORAMA

La campaña se tiñe con sangre en Córdoba

Gentileza Foto: La Política Online.

“El asesinato de una joven durante un acto en Córdoba toca de cerca a dos gremios cercanos a Llaryora”

Con información de La Política Online y El Doce.

Córdoba se vio sacudida por el crimen de Gabriela Mónica Stefi Pérez, la joven de 24 años asesinada de un balazo en un club de barrio Yapeyú, donde el pasado sábado se llevaba a cabo un acto del gremio de trabajadores de limpieza, el Sindicato Obreros y Empleados de Empresas de Limpieza, Servicios y Afines de Córdoba (SOELSAC). Este hecho deja en evidencia la guerra de poder y una interna feroz entre el SOELSAC y el Sindicato Único de Recolectores de Residuos y Barrido de Córdoba (SURRBAC).

Personas todavía no identificadas atacaron a una joven durante un acto en Córdoba y escala la guerra entre dos gremios cercanos a Llaryora. Los sindicatos de empleados de limpieza (SOELSAC) y de recolectores de residuos (SURRBAC), ambos claves en el funcionamiento del Estado cordobés, desataron una guerra inédita que pone en crisis el discurso de convivencia pacífica que plantea Schiaretti en este tramo final de su campaña presidencial, y que como consecuencia tuvo la muerte de una joven madre que estaba presente en el acto del SOELSAC. En el día de ayer la bala que mató a la joven ya fue recuperada. Hay filmaciones y testimonios, pero aún hasta el momento no hay detenidos.

En un artículo periodístico publicado anteayer por Juan Manuel González en el portal web La Política Online, y titulado “Matan a una joven durante un acto en Córdoba y escala la guerra entre dos gremios cercanos a Llaryora” se expone con crudeza la olla que se rebalsó el pasado sábado en el Club Atlético Yapeyú, ubicado en el barrio homónimo, que es considerado un punto caliente de la Córdoba oscura y de la que no se habla. El homicidio sucedió en la intersección de las calles Juan Roque y Germanía. El abogado de la familia, Carlos Nayi, calificó al hecho como “un crimen mafioso».

En el informe periodístico, González comenta: “La disputa entre dos sindicatos afines a Martín Llaryora, el de trabajadores de empresas de limpieza y el de los recolectores de residuos, puso en máxima tensión al peronismo provincial luego de que el sábado una joven fuera asesinada durante un acto convocado por el primero de los gremios, que comanda Sergio Fittipaldi, jefe de las 62 Organizaciones y legislador electo por Hacemos Unidos, la marca del PJ cordobés. La víctima trabajaba en una de las empresas que limpia el Palacio 6 de Julio, sede de la Municipalidad de Córdoba. La limpieza de las dependencias del Estado, escuelas y hospitales públicos está cartelizada, y el gremio que nuclea a sus trabajadoras (la mayoría son mujeres) tiene incidencia directa en la política y el peronismo, y trato directo con quienes administran el Estado cordobés”.

La contraparte del pleito es el SURRBAC, el poderoso gremio de los recolectores de residuos, cuyo líder es Mauricio Saillen, secundado por sus hijos Juan y Franco. El trato de ellos con el Estado es aún más directo: la Municipalidad de Córdoba es la principal patronal del SURRBAC. Franco Saillen, con la estructura del SURRBAC, apoya a una lista de mujeres que quiere desplazar a Fittipaldi de la conducción del sindicato de la limpieza. Esto detonó la pelea entre los dos gremios. La elección está en pleno proceso; por eso se realizaba el acto donde se desató la balacera” explica el periodista.

A lo largo de la nota, el periodista deja en claro que ambas estructuras, tanto la de limpieza, como la de recolectores, se encolumnaron firmemente en la campaña de Llaryora (gobernador) y Daniel Passerini (intendente), y ahora en estos momentos se encuentran trabajando en la campaña presidencial de Juan Schiaretti. Sin embargo, la tensión entre Fittipaldi y Saillen estaba en aumento. El sábado, con la balacera en un club donde Fittipaldi realizaba un almuerzo en el marco de la campaña, todo se desmadró. Eran casi 200 las personas presentes en el acto.

Según registraron las cámaras vecinas al lugar, un auto llegó hasta la puerta del club donde Fittipaldi había convocado a su tropa y un pistolero (que salió corriendo) disparó siete veces con un arma calibre .9mm (el tipo de calibre de munición más usada por las fuerzas de seguridad). Al parecer las balas no eran para nadie, pero una impactó en el cuello de la joven empleada, que estaba sentada junto a su hermana en el almuerzo y se desplomó. Fue trasladada al Hospital Córdoba, donde finalmente murió. A los que planificaron esto, la jugada que tenían planeada se les fue de las manos. ¿O no?

A lo largo de las últimos días posteriores al hecho, Fittipaldi y Saillen cruzaron acusaciones y exigieron el esclarecimiento del hecho. Fittipaldi dice que el atentado fue contra él. En un comunicado, según pudimos saber a través de La Política Online, el sindicato de trabajadores de empresas de limpieza dijo: «Desde siempre SOELSAC encabezó procesos electorales sin violencia, atado a los procedimientos electorales. Desde que Franco Saillen, dirigente de otro gremio, el SURRBAC, se le ocurrió competir inéditamente en las elecciones de otro sindicato, los actos de violencia se sucedieron. Estos dirigentes que exponen una pretendida conducta gremial democrática, están seriamente cuestionados en el manejo de su organización, con denuncias penales y detenciones de sus principales referentes».

La respuesta de Saillen echó nafta al fuego: «Ante los lamentables hechos irreparables y de una enorme gravedad, dejamos en claro que no tenemos ninguna duda que es una maniobra de Fittipaldi, quien en claro conocimiento de la inminente derrota en las elecciones del gremio, recurre a lo que sea», escribió en sus redes sociales Franco Saillen, quien además es director en CORMECOR (Corporación Intercomunal para la Gestión Sustentable de los Residuos Sólidos Urbanos de Área Metropolitana de Córdoba), la corporación que administra el predio de enterramiento sanitario.

Es conocido que estos dos gremios estuvieron a punto de enfrentarse en un acto de Passerini, durante la campaña, menciona el periodista. Y agrega que también se cruzaron en pleno centro semanas atrás. La Guardia de Infantería impidió el choque en ambas oportunidades. Los antecedentes estaban a la vista de todos. Además, hay denuncias cruzadas en la Justicia provincial. «Esto se fue de cauce, esto nunca lo habíamos visto en Córdoba», dice un llaryorista de la primera línea. Reconoce que la preocupación del gobernador electo «es total». El enfrentamiento es también una cachetada al discurso de convivencia política que Schiaretti propone en su campaña nacional. No sería una despedida muy armónica y pacifica la del actual gobernador de Córdoba. Esta vez la sangre le tiño la campaña, una joven mujer inocente, ajena a la disputa de poder de estos personajes, pagó las consecuencias.

La Policía trabaja sobre la hipótesis de que la banda que disparó fue contratada (metodología común en los crímenes en Rosario por ejemplo). De acuerdo con la primera reconstrucción, sobre la base de testimonios, el autor de los disparos se bajó del auto, caminó tranquilamente hasta donde se realizaba el acto y descargó siete veces. Gabriela Stefi Pérez cayó herida de muerte. Se investiga si había otro auto de apoyo.

«Quiero que se haga justicia, que pague el que le arrancó la vida a mi hija. Ella fue a una reunión de trabajo y no volvió más. Me la devolvieron en un cajón. Tiene una bebé de cinco años y el marido. Ella era el sustento de la casa, porque él está enfermo. Ella trabajaba para ellos», contó entre lágrimas la madre de Gabriela ante las cámaras de El Doce.

Video: Los registros del ataque (El Doce).