PANORAMA

«Promesas verdes, acciones vacías: la política ambiental del gobierno cordobés bajo la lupa»

En los últimos días, la ministra de Ambiente de Córdoba, Victoria “Tori” Flores, difundió a través de su cuenta de Instagram una visita a las alcantarillas de la autovía de Punilla, acompañada por funcionarios y personal del área. El recorrido se realizó en tramos que atraviesan las Reservas Hídricas y Naturales Río Yuspe-Cosquín y Los Gigantes, donde, según la publicación, se habrían registrado cruces de fauna silvestre por las estructuras de desagüe.

Según la ministra, estos registros incluirían especies como cuises, zorros, liebres, un perro, una vaca e incluso hormigas. Las imágenes buscan presentar estas alcantarillas como pasafaunas funcionales, pero lo cierto es que el anuncio generó polémica tanto por las condiciones reales de las estructuras como por la falta de estudios concluyentes que respalden su efectividad.

Investigadores del CONICET que trabajan en la zona advierten que la biodiversidad local es mucho más amplia que la mostrada en la publicación oficial. Un ejemplo concreto se dio en noviembre de 2024, días antes de la habilitación del primer tramo de la autovía, cuando se registró el intento fallido de cruce de un oso melero, bloqueado frente al divisor central de hormigón. Este caso evidenció claramente los obstáculos reales que enfrenta la fauna silvestre en un entorno atravesado por infraestructura vial.

Desde diversos sectores, además, se señala que la comparación que el gobierno cordobés intenta trazar con los pasos de fauna en la provincia de Misiones es incorrecta. A diferencia de Córdoba, en Misiones las adaptaciones se realizaron sobre rutas de dos carriles, sin banquinas amplias, y con una integración territorial más cuidadosa. En cambio, en Punilla, los túneles son más largos y presentan condiciones poco aptas para la fauna local: muchos están bloqueados por escombros o anegados, y se ha documentado que ciertas especies, como los mamíferos con pezuñas, evitan caminar sobre chapas corrugadas, mientras que los felinos evitan túneles inundados.

Las críticas también apuntan al uso simbólico del personal de guardaparques en la difusión oficial. Activistas ambientalistas locales denuncian que fueron utilizados como parte de una “puesta en escena” del Ministerio de Ambiente, calificando la campaña de redes como un ejemplo de “amarillismo y demagogia”.

Sin embargo, más allá de las fallas puntuales en las estructuras o de las interpretaciones dudosas del monitoreo, lo más preocupante es que ese monitoreo parece ser la única acción concreta que el gobierno ha realizado. En vez de formar parte de un conjunto de medidas integrales de mitigación, el monitoreo está siendo usado como única estrategia de comunicación y gestión ambiental. La puesta en escena con imágenes de cámaras trampa vende, sí, pero no reemplaza el trabajo estructural que se necesita en una zona de altísima sensibilidad ecológica.

Si existiera una voluntad política real de minimizar el impacto de la autovía sobre las reservas, el Estado debería estar ejecutando múltiples acciones de forma simultánea: instalar cartelería adecuada y abundante no solo para advertir sobre el riesgo de atropellamientos, sino también para visibilizar la existencia e importancia del área protegida; establecer una restricción efectiva de velocidad a 60 km/h en los 6 km de autovía que atraviesan el área de reserva; disponer un control policial permanente en el puente y crear un puesto de guardaparques fijo con personal provincial y municipal para controlar, informar y proteger.

En lugar de eso, lo que se observa es una estrategia institucional basada en propaganda: mostrar estructuras preexistentes como si fueran soluciones nuevas, sin adecuarlas correctamente ni acompañarlas de otras acciones necesarias. Argumentar que “se necesita tiempo para que las especies se habitúen” es válido, pero precisamente por eso no se puede confiar solamente en el monitoreo pasivo de la fauna mientras tanto. Se requieren medidas activas que reduzcan los riesgos en el presente, tanto para la fauna como para el bosque en su conjunto.

Este episodio, lejos de demostrar avances, reaviva el debate sobre la viabilidad y legitimidad del proyecto de autovía en Punilla, que sigue avanzando entre resistencias sociales, denuncias por falta de consulta previa a comunidades originarias, impacto ambiental acumulativo y estrategias institucionales que priorizan la imagen por sobre la acción.

Gentileza: Verónica Quiroga. Horacio López.