
Una nueva columna de LA REALIDAD DESDE BUENOS AIRES, con Marcos Sierras
¿Instituciones sin control?
Otra vez en la Argentina un joven es asesinado por la policía. Otra vez los sueños de la juventud son destruidos por la crueldad y el sadismo policial. ¿Hasta cuándo seguirán matando personas como si fueran moscas? La semana pasada, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires asesinaron a un joven que solo venia de jugar al futbol. A plena mañana policías de civil dispararon desde un auto no identificable al auto donde iba Lucas González, un joven futbolista de 17 años y lo mataron. Así como si nada. Al respecto de esto, Marcos Sierras, columnista de Radio Panamericana nos relata el hecho: “Había un grupo de chicos que volvían de entrenar en Barracas. Pararon en un kiosco a comprar unos jugos y cuando suben a su automóvil son interceptados por otro auto con cuatro personas adentro. Los pibes empiezan a correr y se suben al auto. Los que iban en el otro auto eran policías de civil. Los chicos son abordados, los encierran y comienzan a dispararles. Los chicos no fueron escuchados. Fueron asesinados a traición, mataron por la espalda a alguien que estaba desarmado. Montaron toda una escena para simular un enfrentamiento entre delincuentes”.
Violencia estatal
Continuando con este relato de abuso, impunidad y desprecio por la vida humana, el columnista dice que esta es una “situación lamentable y cotidiana. Ha tomado estado público porque se ha movilizado gran parte de la sociedad. La marcha de la gorra, como sucede en Córdoba es la manera de ponerle un freno a la violencia estatal. Esto es más que un caso de gatillo fácil, esto es violencia estatal. Acá no había un delito. Acá la situación ha sido otra. Han ido a matar. La sociedad sacó a visibilizar este caso de violencia estatal. La sociedad respondió inmediatamente ante este hecho. Estos casos igual no solo suceden en Buenos Aires, sino que suceden en todo el país (…) Por ejemplo, en Córdoba Capital hace unos días le sacaron dos piezas dentales a una joven de 18 años en un control policial. Realmente hay una situación de desmanejo de todas las policías en general. Hay algunas policías en particular que son más sádicas, que tienen más desprecio por la vida. No hablo de personas individuales sino de las instituciones que fomentan esos comportamientos”.
La impunidad
En la provincia de Córdoba, la impunidad policial esta reflejada con el caso Blas Correa en Córdoba Capital, con el caso Joaquín Paredes en Paso Viejo. En Punilla, el crimen de Cecilia Basaldúa todavía continua impune. Haciendo un análisis de este y otros comportamientos de las fuerzas del orden a nivel tanto local como provincial y nacional, Sierras menciona que: “No es por arte de magia que la policía hace lo que quiere. Son cientos de miles de personas armadas en todo el país. El poder de fuego que tienen es enorme. La presión que puede ejercer la policía sobre el poder político es enorme. En el mejor de los casos te dejan liberada la zona y ahí existen todo tipo de delitos”.
El caso Lucas González
Según pudimos leer en Infobae: Lucas González, el joven futbolista de 17 años de Barracas Central asesinado por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires ayer por la mañana, murió en horas de la tarde del pasado jueves 18 de Noviembre.
La versión (mentira) policial
De acuerdo con la versión policial, la secuencia comenzó a pocos metros de uno de los ingresos a la villa 21-24, en el barrio de Barracas. En ese momento, policías de la Comuna 4D, a bordo de un móvil no identificable, un Nissan Tiida, observaron el Volkswagen Suran que salía del asentamiento y lo cruzaron. Le dieron la voz de alto para identificar a sus ocupantes pero supuestamente los sospechosos aceleraron.
Fue entonces que comenzó una persecución. Siempre según lo que indicó la Policía, en la intersección de las avenidas General Iriarte y Vélez Sarsfield, frente a la Basílica del Sagrado Corazón, los agentes de civil lograron colocarse a la par del auto en el que viajaba Lucas para detenerlos pero los jóvenes, en respuesta, embistieron contra la puerta del conductor del Nissan y lastimaron a uno de los oficiales. En ese momento fue cuando se inició el supuesto tiroteo entre los policías y los presuntos delincuentes. Luego, los sospechosos aceleraron el auto y escaparon, pero fueron detenidos a unas cinco cuadras, en el cruce Alvarado y Perdriel. Detuvieron a los jóvenes y notaron que uno de ellos, Lucas, tenía una herida de bala en la cabeza.
Las claves que desmoronaron el armado policial
Sin embargo, según Página 12, hay cinco elementos claves a partir de los cuales tres policías de la brigada de la comisaría vecinal 4D de la Policía de la Ciudad quedaron en la mira por su nefasto accionar.
Los disparos
A pesar del relato que se quiso instalar, no hubo un tiroteo, solo hubo disparos que partieron de las pistolas de los policías. En la escena, peritos de la Policía Federal Argentina recolectaron cinco vainas servidas, todas calibre 9 milímetros, como las de las armas reglamentarias de los policías porteños implicados. Además, se les secuestraron sus armas para peritajes balísticos en los que se intentará determinar cuántos tiradores hubo y de qué arma partió el tiro que mató a Lucas.
El arma plantada
La familia de González y los tres adolescentes que viajaban con Lucas en el auto aseguran que la Policía de la Ciudad «plantó» la réplica del arma hallada dentro del Volkswagen Suran de las víctimas. Se trata de una réplica de revólver calibre 38, hallada en el piso del asiento trasero, del lado derecho, detrás del asiento del acompañante donde iba sentado Lucas.
El auto sin identificar
El auto de civil en el que se desplazaban los policías de brigada implicados es un Nissan Tiida tipo sedán, cuatro puertas, color champagne, que no tenía patente trasera, no llevaba la sirena encendida, ni tenía baliza luminosa en el techo.
El video
El juez menciona en su resolución un único video de una cámara de la Ciudad de Buenos Aires con la lente averiada que solo captó, de manera parcial, la secuencia de la interceptación que los policías de brigada hicieron del auto de las víctimas, pero no los disparos. El magistrado comparó la maniobra a «un asalto» y no a un procedimiento para identificar sospechosos.
Los testigos
Los tres sobrevivientes que iban con Lucas en el auto o sus familiares, relataron a la prensa lo irregular que fue el operativo. Explicaron que venían de entrenar en el club Barracas Central, pararon en un kiosco a comprar «un jugo», subieron al auto, fueron interceptados por un vehículo, del que bajaron tres hombres armados a los que creyeron ladrones. «Bajan así chorros, tipo a robarnos, a apuntarnos así ya con arma en mano, no parecían para nada policías», relató Niven, uno de los sobrevivientes. Y agregó: «Yo me agacho y ahí nomás escucho cinco disparos más o menos. Yo no levanté la cabeza hasta que paró, y ahí lo veo a Lucas, que estaba adelante mío, y veo que le sale una bala por acá (señaló la cabeza)«.
Gentileza: Infobae / Página 12