
Entrevista al legislador Walter Gispert, por Juan Yacobs para Radio Panamericana FM 103.7
El legislador departamental Walter Gispert advirtió sobre las graves consecuencias ambientales y viales que podría tener el reciente vuelco de un camión con líquidos tóxicos en la localidad de Molinari, a orillas del río Grande de Punilla.
El siniestro ocurrió el pasado 28 de febrero, cuando un camión que transportaba 30.000 litros de un producto no identificado volcó en un sector crítico de la autovía, a pocos metros de la toma de agua de la cooperativa local. Según Gispert, la falta de información oficial sobre la naturaleza del contenido derramado ha generado preocupación entre los vecinos, quienes temen por la seguridad de su fuente de agua potable y el impacto ambiental en la región.
«Nos dicen informalmente que no era contaminante, pero nadie nos explica qué era exactamente. Y si fuera cierto, ¿por qué no hay un informe público al respecto?», cuestionó el legislador en diálogo con la prensa.
El accidente también reavivó el debate sobre la seguridad vial de la nueva autovía, inaugurada hace apenas dos meses. Gispert señaló que el diseño de la ruta presenta peligros evidentes, como bajadas pronunciadas y conexiones en ángulos de 90 grados, lo que aumenta el riesgo de siniestros viales. «Un camión con 30.000 litros descontrolado es un misil», alertó.
El legislador presentó un pedido de informe a la Legislatura y una nota ante el Ente Regulador de los Servicios Públicos (ERCEP), pero manifestó su escepticismo sobre la posibilidad de obtener respuestas oficiales. «Lo han escondido, nadie quiere hablar del tema. Si no obtenemos respuestas, lo vamos a hacer público y que la gente se entere de lo que está pasando», afirmó.
Más allá del accidente puntual, Gispert advirtió sobre el cambio en el perfil económico del Valle de Punilla. «Se nos vendió la autovía como una obra para fomentar el turismo, pero en realidad se está convirtiendo en un corredor para camiones que transportan sustancias potencialmente peligrosas», denunció.
Mientras los vecinos siguen esperando respuestas, el silencio oficial genera más incertidumbre. En un contexto donde la protección del medio ambiente y la seguridad vial están en juego, la falta de transparencia solo agrava la preocupación de la comunidad.