PANORAMA

Periodistas en la mira: detenciones, represión y precarización en las protestas frente al Congreso

Cobertura del fotoperiodista Marcos Sierras de las detenciones a periodistas en el congreso de la Nación durante la marcha de jubilados del pasado día miércoles 21 de mayo del año 2025.

Las movilizaciones de los miércoles frente al Congreso de la Nación en Buenos Aires se han transformado en un nuevo escenario de tensión y violencia institucional. Así lo relató el periodista Marcos Sierras, en una cruda entrevista desde Radio Panamericana, donde denunció la represión contra jubilados, manifestantes y trabajadores de prensa que cubren cada semana la protesta contra el ajuste del gobierno de Javier Milei.

El último episodio dejó un saldo alarmante: dos periodistas detenidos, entre ellos Tomás Cuestas, fotoperiodista de La Nación y colaborador de Amnistía Internacional, y Javier Iglesias, reportero gráfico freelance. Ambos fueron arrestados en un operativo que, según testigos, incluyó una marcación selectiva por parte de agentes de la Policía Federal, quienes con teléfonos en mano identificaban personas en la multitud y las señalaban para ser capturadas.

“Marcaban periodistas y los iban a buscar. No hay ninguna duda de que fue un operativo dirigido”, denunció Sierras.

La situación no pasó desapercibida a nivel internacional. La detención de Cuestas, vinculado a una agencia francesa de noticias y a Amnistía Internacional, fue rápidamente recogida por medios extranjeros, generando repercusión global.

Según el testimonio de Sierras, la detención de Cuestas no fue un hecho fortuito. El profesional se encontraba trabajando en una cobertura especial sobre el avasallamiento de derechos en Argentina, en el marco de una campaña internacional. “No fue casualidad”, subrayó, al referirse al contexto de hostigamiento que viven los periodistas en el país.

A la represión se suma la precariedad con la que trabajan los periodistas, incluso aquellos que deben enfrentarse a contextos de violencia estatal. La mayoría de los reporteros, explica Sierras, carecen de obra social, contrato formal y equipamiento adecuado. A pesar de los riesgos, deben autofinanciarse máscaras antigás, cascos y protecciones especiales para las cámaras.

“En vez de invertir en mejorar tu equipo, tenés que pensar en cómo protegerte para que no te rompan la cámara o la cara”, lamentó.

El propio Sierras recordó haber sido agredido físicamente durante una cobertura anterior, con una fractura de nariz provocada por un comisario. Esta vez, también fue testigo de cómo la policía atacaba directamente a las cámaras para inutilizarlas con gas lanzado a quemarropa. “Buscan hacer daño y detener a periodistas sin ninguna razón”, sentenció.

El relato es desolador: trabajadores de prensa golpeados, gaseados, pateados, sin defensa posible mientras intentan registrar los hechos. En uno de los momentos más dramáticos, Sierras asistió a un camarógrafo de IP que, mientras transmitía en vivo, recibió en el rostro una descarga directa de gas pimienta.

En medio de esta avanzada represiva, la contención institucional parece insuficiente. Sierras reconoció el acompañamiento del sindicato de prensa, pero advirtió que no alcanza frente a un gobierno que “avanza sobre derechos básicos” y “se burla de la justicia”.

“Estamos a la buena de Dios. El 70 al 75% de los trabajadores de prensa cobran entre 500 y 700 mil pesos, y no pueden cubrir ni los costos de protección”, afirmó.

Las imágenes del operativo, que serán difundidas por el propio periodista, muestran el accionar policial dirigido contra la prensa, en una estrategia que parece disuasiva: empobrecer al trabajador, exponerlo a la violencia, desmoralizarlo y disuadirlo de volver.

Ante este panorama, Sierras concluyó que es urgente dejar de preocuparse y empezar a ocuparse. “La libertad de prensa, de informar e informarse, está siendo arrasada”, dijo. Y lo que está en juego, recordó, es la vida misma.