COLGADOS DE LA PALMERA

La Reforestación

Columna Colgados de la Palmera, con Melina Dassano

La Reforestación

Por Melina Dassano

Llegan las fiestas y no pensamos en otra cosa que descansar. Muchas personas supongo siguen decorando el pinito blanco y verde. Estaría bueno que logremos dejarle cada año un regalito al planeta y poder plantar cada 25 un árbol nativo por familia para reparar el gran daño que venimos haciendo por desvincularnos con la naturaleza. Igual se han sumado más voluntades con la intención de multiplicar nuestros espacios de producción de viveros, para así en los próximos años poder tener más capacidad para reforestar y sostener las sierras cordobesas. El trabajo tiene que ser equilibrado reforestar, erradicar árboles exóticos y acompañar el proceso. Necesitamos de más familias productoras reforestando una amplia superficie por año como gobiernos responsables.

¿Por qué es importante? En la Argentina desde 1990 perdimos 7.5 millones de hectáreas de bosques nativos. Cada hectárea de bosque nativo atesora 189,5 toneladas de CO2, el principal gas responsable del cambio climático. Es el equivalente a la contaminación anual que generan casi 24 argentinos, dato de fundación Vida Silvestre quien monitorea hace más de 10 años este proceso de degradación.

Además, las sierras de Córdoba albergan una importante biodiversidad, hogar de la fauna silvestre. Él sábado 11 realizamos un evento con la Brigada Las Mojarras de la cual soy parte, junto a la Comuna de Villa Parque Siquiman y el área de Defensa Civil, fue una charla informativa sobre un amplio abordaje de fauna silvestre y doméstica en la prevención de incendios forestales. Contamos con la participación de tres importantes disertantes, la médica veterinaria María Ahumada, responsable del área de fauna en Tatú Carreta y del Grupo Fauna de la Universidad Católica de Córdoba, el responsable de la reserva Javier Álvarez y el jefe de inspectores de policía ambiental Sebastián López Haber. Con una participación de casi 70 personas, entre brigadistas, miembros del ETAC, empleados de la comuna y público en general de distintas localidades. Fueron casi tres horas de intercambio y como en toda charla, queda construir  un largo camino de concientización hacia la convivencia con la flora y la fauna porque la realidad indica que estamos ocupando su espacio. Debemos protegerla para que la cadena alimenticia no se rompa y se transforme en una potencial amenaza para las familias que migran a las sierras, tanto en loteos públicos como privados, como así también la humanidad es causante de la extinción de la fauna silvestre.

Para conservar la fauna debemos hacer cumplir la Ley de Bosques. El presupuesto nacional 2022 le asignó apenas el 3% de lo que le correspondería a la Ley de Bosques y ello afecta a los montos asignados a cada provincia. Nos preguntamos luego porque el clima está cada vez más inestable y peligroso. Si bien el monto en pesos es el mismo que se asignó en el 2021, el porcentaje disminuye en comparación al presupuesto anterior y se trata del más bajo desde la implementación de la Ley 26.331 en el año 2009, informe de la propia Fundación Vida Silvestre.

Manuel Jaramillo, director general de Fundación afirmó: “Según el ordenamiento territorial de bosques nativos, Argentina cuenta con más de 50 millones de hectáreas de bosques en toda su extensión, que no pueden cuidarse con un presupuesto de 1.212 millones de pesos al año”. Opina además que “sin el adecuado estímulo financiero, las provincias se ven imposibilitadas de fortalecer su capacidad de fiscalización, control y vigilancia. Por otro lado, los propietarios de áreas con bosques nativos no reciben estímulos para desarrollar el uso sustentable o compensaciones por las áreas que deben destinarse exclusivamente a la conservación”. Y aquí un tema importante, de porque los campos privados también deben proteger la flora y la fauna nativa.

Pero que pasará cuando cada provincia por fin cumpla con el proceso de actualización de su Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN), cuantas zonas rojas y amarillas habrán sido reducida por el fuego, la frontera agropecuaria y el desarrollismo. Cuánta biodiversidad habremos perdido y como vamos a compensar a lo establecido ante el Cambio Climático vigente.

De esta manera necesitamos establecer una convivencia entre la fauna silvestre y el sector campesino ganadero. La actividad agraria es uno de los principales agentes de transformación a nivel global de los ecosistemas naturales. El impacto mayor lo causan las grandes extensiones de cultivos y ganadería. Sumando también el avance de nuevas formas de intervención como la agroecología que son prácticas amigables con el ambiente.

A principios del 1900, desde la llegada de los primeros colonos, los cuales trajeron sus animales domésticos, se encontraron en una situación de conflicto con muchas especies de grandes depredadores silvestres por considerarlas perjudiciales para el desarrollo de sus actividades productivas. En no más de 20 años, el gran depredador de la región fue extinto, el Yaguareté, por depredar sobre los animales domésticos. La creencia popular, a veces constatada, de que estas especies se alimentan de ganado y que, por tanto, causan pérdidas en la producción, lleva a los productores a la reducción o eliminación de sus poblaciones. Para ello se implementa actualmente la persecución directa (armas de fuego, trampas)  y el permiso de cazadores en campos privados. 

La persecución directa y la muerte por envenenamiento se han convertido así en los factores de mortalidad más importantes, como en peligro de extinción como es el caso del Águila Coronada. Y esto sin una planificación correcta, como tampoco sin conocer los beneficios, directos e indirectos, que estas especies brindan al sector agropecuario.

En este sentido, se deben tener en cuenta factores sociales, económicos y culturales de cada lugar para tratar de establecer acciones de conservación y procurar herramientas a los gestores del medio natural, atendiendo también la demanda de los productores. La caza está permitida para ciertos animales, como así hay una decena de aves para la tenencia doméstica en la cual no está estipulada la fauna nativa. Además está permitido siempre que sea para el consumo y no para la comercialización.

El conocimiento generado por estos diálogos como la charla que sucedió el pasado fin de semana en la localidad de Siquiman servirá para planificar y diseñar estrategias de manejo acordes a las diferentes situaciones rurales, como urbanas a la hora de hablar de convivencia. Es importante identificar los potenciales conflictos entre habitantes y la fauna silvestre y doméstica, para poder prevenir en este caso en incendios forestales, como en el avance del desarrollismo en las sierras para la revalorización del patrimonio socio-ambiental. Por ejemplo, el Puma puede controlar poblaciones de herbívoros que son consideradas plaga en cultivos como la liebre europea, poblaciones de especies exóticas como el ciervo y a su vez tener un importante rol como dispersor de semillas.

Por otro lado, el Águila Coronada es un depredador especializado en la captura y consumo de ofidios, siendo también un importante regulador de sus poblaciones. Por otra parte, las especies carroñeras como el Carancho, el Jote de Cabeza Negra o el Jote de Cabeza Colorada son los responsables de la eliminación de cadáveres de ganado en el medio natural, impidiendo que proliferen diferentes enfermedades y acelerando procesos de ciclado de nutrientes en el ambiente. Por nombrar algunos beneficios.

Sin embargo, el gran desafío a futuro es el compromiso de los distintos gobiernos provincial como municipal y comunal en las políticas de conservación de la fauna silvestre y la vida rural.

Nos despedimos en este año del cual estuvimos bastante ocupados en reparar la grieta abierta no solo por las grandes ecorrentías, además por una política que no deja de pensar en salidas individuales. Las salidas comunitarias y los proyectos sostenibles deberán multiplicarse para el 2022 para sobrepasar la pandemia que aún atravesamos.