Sobre el escrache a Musso

Musso y el café que no fue

Este pasado sábado 13 de agosto, se realizaba un plenario de la Asamblea Ambiental Cosquín en la Plaza San Martín. Alrededor de las 14 horas, ya en la plaza San Martín, funcionaba lento el armado del mismo. Al poco tiempo, empezaron a llegar vecinos desde todos los puntos cardinales, y arrancó el plenario. Todo esto pasaba en un sector de la plaza cercano a la ruta. En el otro extremo de la misma, funciona cruzando la calle, el Centro de Congresos y Convenciones, donde se daba un Encuentro Nacional de Danzas Folclóricas. En la plaza circulaban grupos participantes del Encuentro, que con sus atuendos clásicos llenaban el espacio, poniendo sus colores, aromas y voces. Un verdadero encuentro comunitario de disfrute de intercambios culturales. Casi finalizando el cónclave de los luchadores socio-ambientales, alguien alertó sobre la presencia de funcionarios públicos municipales en la zona.

Memo

Los vecinos se dan con qué de repente el intendente de Cosquín, Gabriel Musso y compañía se encontraban en una confitería llamada Plunder`s. Cuando los asambleístas notan la presencia del intendente, deciden dirigirse, acercarse hasta él, con pancartas, con mensajes, de manera pacifica y simbólica. Señalándolo como responsable de los hechos que están sucediendo en Punilla, tras haber sido el autor de la firma para el uso de suelo de la Autovía. Luego de un largo rato el intendente se mantenía adentro de la confitería sin salir, rodeado de gente. Empiezan a llegar fuerzas policiales. Llegaron tres móviles de la Policía, cuatro motos, un equipo de la Guardia de Infantería. Promediando las siete de la tarde Musso y compañía intentan salir del bar Plunder`s, rodeado totalmente por la Policía. En ese momento la gente cantaba canciones en defensa del Río Yuspe, en defensa del bosque. De manera respetuosa y pacífica, en ese momento de la retirada de Musso se producen forcejeos con la Policía cuando intentan detener a ambientalistas que estaban en el lugar. Finalmente el intendente, prácticamente cómo si fuera Etchecolatz, Videla o Menéndez, se retira del lugar totalmente protegido por los agentes y móviles de la Policía, sin dar la cara ni explicaciones a la gente. En el lugar se encontraba el nuevo Jefe de la Departamental Punilla Norte, Alberto Romero, de civil. En el forcejeo, un policía del Escuadrón Motorizado golpea a una mujer. Y después de eso un show de vergüenza institucional, parecía un partido de rugby callejero entre la Policía y los vecinos.

La palabra de los vecinos

Desde un comunicado emitido en redes sociales por los vecinos auto-convocados relatan la verdad de lo sucedido y las sensaciones que dan estas situaciones. La misiva reza: “Nos preguntamos: ¿Qué motoriza a que un jefe político municipal, acompañado de su jefe de seguridad, y el director de cultura de la gestión, se muevan en una zona militarizada, judicializada, expropiada, reprimida, y pretendan circular por la misma, siendo que es una situación de la que son en parte responsables? E intenten instalarse (como lo hicieron) en una confitería de la zona. En las narices de un plenario de luchadores sociales, cómo si ellos no tuvieran algo que ver en esta trágica situación que vivimos. Tenemos la respuesta a este interrogante, la ¡impunidad!, que los llevó a actuar de una forma socialmente agresiva y desubicada. Tienen la obligación de poder prever estas situaciones. Lo contrario significa que no están en condiciones de llevar una gestión municipal por lo menos coherente. Los luchadores inmediata y espontáneamente, organizaron un escrache dentro y fuera de la confitería. El personal de la misma actuó como verdaderos patovicas intentando desalojar el lugar argumentando la privacidad del mismo.Y al no conseguirlo llamaron a la Policía. Esta después de algún intento fallido consiguió el objetivo. El escrache público continuó desde afuera. Los funcionarios seguían instalados en el lugar esperando un mejor momento para retirarse, y bueno después paso lo que se pueden ver en los registros audiovisuales”.